Merecidos los primeros besos de #Abdala
- Yandri Perez Rodriguez
- Información de Interés Educación
- Visto: 775
Autor: Marlene Caboverde Caballero
Esas personas que ves en las fotos son algunos de los sanitarios de #Jaruco, que van a la ofensiva contra el coronavirus.
Como una caricia divina o el beso más cálido de la ciencia cubana, recibieron la primera dosis del candidato vacunal #Abdala.
El epidemiólogo, Roberto Jesús Pérez León, quien supervisa las pesquisas, lleva los números. Con sus ojos de águila avizora el peligro y cuando apunta a un posible sospechoso, que nadie dude en atenderlo, pues casi siempre donde pone el ojo, pone la bala.
La enfermera Daney Domínguez Díaz, al frente del Grupo de Respuesta Rápida lleva milimétricamente el control de cada caso, pero llega a la zona de fuego, requisa los resultados de las pruebas, visita los lugares donde entró el coronavirus, y hace rato que duerme con un ojo abierto y otro cerrado.
La Dra Idania Pérez González, es la especialista de Control sanitario internacional.
Los primeros meses del año se le vinieron encima como una avalancha al abrirse las fronteras y elevarse la cantidad de viajeros y explotar los contagios al interior de las comunidades. Ella es quien lleva al dedillo los datos de quien se va y regresa, verifica sus complementarios clínicos y descarta las señales de intromisión de enfermedades potencialmente transmisibles. Pero también participa en las pesquisas y cumple con su guardia en el consultorio.
Al Vicedirector de Higiene y Epidemiología, Rafael Martínez Sosa, tampoco le queda tiempo para sí mismo, no tiene libres ni los sábados ni los domingos, tal y como le sucede a la Dra Sahily, Marianela, Héctor y a otros trabajadores involucrados en la higiene y epidemiología del municipio.
Apenas conocen de los nuevos casos confirmados todos ellos se vuelven un solo brazo, dejan a un lado la almohada y a su familia para ir tras el rastro de la enfermedad, armar la araña epidemiológica y actuar según lo requiera cada enfermo.
En el barco que embiste la tempestad de la COVID-19 van también los directivos, técnicos de laboratorio, vacunadoras, educadoras de salud, personal de urgencias médicas, médicos y enfermeras de las consultas y de los consultorios de la familia, choferes, personal de esterilización, de limpieza, hasta los estudiantes de Ciencias Médicas, hojas recién nacidas en este árbol de la sanidad, que igualmente se entregan a la dura faena contra el virus para hacernos habitable el futuro.
Esa es nuestra gente y nuestra fortaleza ante la enfermedad sin importar la lluvia, el sol, ni siquiera la ingratitud que a veces asoma como piedritas en su camino.
En honor a la justicia, a ese laborioso ejército de la Salud Pública de la Ciudad Condal les tocó estrenar Abdala.
Los días que se avecinan no serán más fáciles para ellos, todo lo contrario. El Estado cubano les prioriza proporcionándoles con este candidato vacunal tan solo un escudo protector.
Eso, unido a la virtud del invencible que empapa sus espíritus, los ayudará a resistir al pie del cañón, donde han permanecido de manera invariable y sin jamás, perder la ternura.